Inflación, jubilaciones y el "Plan Bonex"

Autor
Federico Vacalebre
Medio
Ámbito
Mes/Año
13 de octubre de 2023

La acumulación de pasivos en el BCRA es una gran limitante para bajar la inflación. Aun así, lo que impone una mayor restricción es que si se baja la inflación sube automáticamente el gasto previsional.

La acumulación de pasivos en el BCRA es una gran limitante para bajar la inflación. Aun así, lo que impone una mayor restricción es que si se baja la inflación sube automáticamente el gasto previsional. No es una cuestión de manipulación de la movilidad previsional. Es cuestión de ver cómo se ordena integralmente el sistema.

Hoy, el pasivo del BCRA (leliq y pases) representa el 10% del PBI. ¿Cómo se llegó a tal punto? Básicamente, esto es consecuencia de retirar los excesos de emisión monetaria derivados de los desequilibrios fiscales. Asimismo, como estos pasivos son remunerados, los intereses que devengan obligan a mayor emisión. La tasa de interés supera el 200% anual. Esto constituye una dinámica muy delicada de cara al futuro.

La contraparte de estos pasivos son los plazos fijos que la gente tiene depositados en los bancos. Y es esto, lo que induce a que se especule con la posibilidad de un nuevo “Plan Bonex”. Tal como ocurrió en 1989, significaría entregar a los depositantes de plazo fijo un bono del Estado. Claramente, se trata de una manera extrema y traumática de abordar el problema del exceso monetario. Los pasivos del BCRA van a generar un gran condicionamiento para la próxima gestión.

Para ver en qué medida esto representa un obstáculo para estabilizar la economía, resulta oportuno analizar la dinámica del gasto público. En tal aspecto, y según datos del Ministerio de Economía, se observa que, en 2017, la inflación anual fue de 25% y el gasto previsional era de 9,6% del PBI. En 2022, la inflación subió a 95% y el gasto previsional bajó a 7,6% del PBI. En otras palabras, con la aceleración inflacionaria, se originó un ajuste en las jubilaciones del orden del 2% del PBI.

En sí, estos datos marcan que, si se lograra estabilizar la economía, automáticamente aumentaría el gasto previsional. Dado que las jubilaciones se actualizan mediante la inflación pasada, la aceleración del aumento de los precios licua los haberes previsionales. Y, en sentido inverso, si la inflación baja, las jubilaciones tienden a recuperar el valor real. El desafío no es exclusivamente eliminar el déficit primario, sino encontrar la manera de financiar una recuperación del gasto previsional no menor al 2% del PBI.

El planteo usual es proponer, como parte de un plan de estabilización, una nueva modificación en la fórmula de movilidad que impida la recuperación de las jubilaciones. El fin sería mantener el fuerte ajuste en las jubilaciones en un marco de estabilidad de precios. Más allá de cuestiones éticas, el esquema es miope debido a que la historia enseña que la manipulación de la movilidad trae aparejados juicios. La eficacia de un plan de estabilización depende de que el equilibrio fiscal sea sustentable. Y esto obliga a descartar herramientas que sirven para bajar gasto público presente a costa de futuros aumentos de gasto. Se trata de un impacto análogo a otras medidas de ajuste fiscal que generan reducción del gasto presente con aumento del gasto futuro, como posponer inversiones en infraestructura.

En síntesis, la dinámica de las leliq amerita considerarla como un importante impedimento para estabilizar la economía. Aunque un reto mayor es lograr la estabilidad con recuperación del valor real de las jubilaciones. No hay que caer en la tentación de intentar perpetuar el ajuste previsional manipulando la movilidad. Hay que revisar el complejo entramado de normas previsionales a los fines de aplicar un ordenamiento integral que permita tanto avanzar en la sostenibilidad financiera como en la equidad del sistema jubilatorio.

Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA