Estado elefante: en qué gasta el Estado y cómo se puede reducir la ineficiencia

Autor
Esteban Domecq
Medio
La Nación
Mes/Año
6 de octubre de 2023

En los últimos 20 años, la Argentina aumentó 13% del PBI el gasto del Estado, pero empeoraron los servicios públicos y los indicadores de pobreza, educación y seguridad

MAR DEL PLATA.– En el último debate nacional, cuatro de los cinco candidatos a presidente propusieron terminar con el déficit fiscal de la Argentina. En 60 años, el país tuvo superávit (gastó menos de lo que le ingresó) solo seis veces. En el resto de los años tuvo déficit, una situación transversal a todos los partidos políticos.

Para analizar cómo se podría reducir el déficit presupuestario, el economista Esteban Domecq, fundador de la consultora Invecq, hizo un diagnóstico detallado de cómo gastan los estados nacionales, provinciales y municipales, en el Coloquio de IDEA.

Domecq mostró que, mientras en la región, el gasto promedio es 23,9% del PBI, en la Argentina es 26,8%. Está por arriba del promedio. Los países que más gastan son Uruguay, Brasil y Ecuador; y los que menos, Perú, Colombia y Paraguay.

Sin embargo, aclaró que, cuando se suman también los gastos de las provincias (17,3% del PBI) y los municipios (3,5% del PBI), el gasto total de la Argentina crece a 47,6% del PBI, muy por arriba del promedio general (33,4% del PBI). De esta manera, queda segunda en comparación con la región, solo por detrás de Brasil (50,1% del PBI). En otras palabras, casi la mitad del producto bruto interno se destina a financiar al Estado.

Luego mostró la evolución del gasto nacional: mientras que en 2004 se había logrado un gasto total del Estado en sus tres niveles de 26,6% del PBI, en 2022 casi se duplicó a 41,6% del producto.

“Desde los 90, el sector público nacional pasó de 17,2% del PBI a 25,2%; las provincias, de 11,9% del PBI a 16,2%, y los municipios, de 2,7% a 3,3% del PBI. En total, mientras que en los 90 el sector público representaba un tercio de la economía (31,7%), actualmente es 44,7% del producto. Hubo una expansión relativa del gasto de más de 40%”, dijo el profesor de la Universidad del CEMA.

¿En qué gasta el gobierno?

Domecq también detalló en qué gastan los distintos niveles del Estado. El gasto a nivel nacional se divide en tres grandes bloques. Un 45% es gasto social, que incluye a todo el sistema previsional, planes sociales, asignaciones y pensión no contributiva o por invalidez. Esto implica un 8,8% del PBI, detalló Domecq.

Un 25% del total del gasto del Estado nacional se distribuye en educación, salud, agua y defensa, que se da vía a transferencias a provincias, a universidades, obras públicas y empresas públicas.

Un 15% del gasto total son servicios económicos, que incluyen los subsidios a la energía y al transporte.

Luego, señaló que la administración general del Estado (mantener la política) pesa un 0,9% del total del gasto nacional, mientras que el resto son pagos a intereses de la deuda.

Las provincias, por su parte, destinan la mayor parte de su gasto a pagar empleo público, que brinda los servicios de seguridad (policías provinciales), educación (maestros y profesores) y salud (médicos y enfermeros). El mayor gasto de los municipios se basa en el servicio de alumbrado, barrido y limpieza.

El economista también detalló cómo se distribuyó el mayor gasto del Estado, que creció 13% del PBI en la última década. “Está dividido en tres grandes bloques. Un 35% de ese crecimiento es gasto social, porque hubo una fuerte expansión del sistema previsional, con las moratorias, y mucha expansión de planes sociales, asignaciones y pensiones”, explicó.

“Otro 35% es más empleo público. Esto recae principalmente en las provincias por los servicios en educación, salud y seguridad. Y otro 20% son subsidios económicos. Expandimos un montón el gasto y no mejoraron ni los servicios públicos ni los indicadores socioeconómicos en la Argentina. Tenemos peores resultados de educación en las pruebas PISA, empeoraron los indicadores de seguridad, crímenes y delitos, y aumentó la pobreza y la indigencia”, agregó.

Domecq también citó un trabajo que hicieron los economistas argentinos Carola Pessino y Alejandro Izquierdo, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el que analizan “gastos ineficientes” en la región. En ese informe se destaca que la Argentina tiene la mayor ineficiencia, con un 7,2% del PBI, cuando el promedio regional es 4,3%.

“La Argentina tiene varias filtraciones de ineficiencia vía programas sociales. Son errores de focalización de diseño e implementación y asistencias que está recibiendo gente que no tiene necesidad de recibirlas. Y ahí en la Argentina tenemos 1,9 puntos del PBI cuando el promedio de la región es 0,9% del PBI”, dijo.

“El segundo elemento de filtración son subsidios a la energía: reciben la transferencia hogares y empresas que no lo necesitan porque están en condiciones de pagar. Y el último componente de filtraciones es el gasto tributario: son transferencias indirectas que hace el Estado vía exenciones impositivas a determinados sujetos, como la recienta medida de reintegro del 21% a las compras”, agregó.

Un tercer elemento es el gasto en compras públicas, aunque en este bloque la Argentina está por debajo del promedio, con una ineficiencia de 1,3% del PBI, cuando el promedio es 1,5%. “Esto significa las malas gestiones en las compras, con sobreprecios en adquisiciones de bienes y servicios y de obra pública”, explicó.

Por último, se refirió al gasto en empleados públicos, donde la Argentina vuelve a destacarse por arriba del promedio, con 1,4% del PBI contra 0,9% de la región. “Tenemos plantas públicas sobredimensionadas con niveles de productividad bajísimos. Por eso no hay desempleo. Las remuneraciones de empleados públicos están muy por encima de las del sector privado, dadas mismas responsabilidades y experiencia. Y después tenemos gente que cobra y no trabaja”, concluyó.

La mirada de los empresarios

Para reducir el gasto fiscal, los empresarios agrupados en IDEA remarcaron tres sectores en los que se podrían eficientizar las transferencias del Estado. Estos son el gasto previsional, los subsidios a la energía y el déficit de las empresas públicas.

“Tenemos que hacer una racionalización del sistema previsional para hacerlo más equitativo y sostenible. Representa aproximadamente alrededor de 11% del PBI. En la Argentina hay 177 regímenes especiales previsionales, cuyos haberes son 85% superiores al promedio del reto. Además, han entrado por moratorias personas que están en las mismas condiciones que aquel que trabajó 30 o 40 años e hizo todos los aportes”, dijo Javier Goñi, director de IDEA y gerente general de Ledesma.

Gabriela Bardin, gerente general de P&G Argentina, por su parte, se refirió al gasto en subsidios energéticos. “Hace 20 años, los usuarios pagaban el costo total de la energía con sus tarifas y no había subsidios. Hoy se paga solo el 40% del costo total de la energía eléctrica y el resto es subsidio. A pesar de esto, la política de estos subsidios no ha ido específicamente a los hogares que más lo necesitan, sino que ha tenido un montón de distorsiones”, dijo, y señaló que los subsidios energéticos representan 2% del PBI.

Por último, Goñi brindó detalles sobre el gasto en empresas públicas, que alcanza al 1,8% del PBI. “No es que las empresas públicas estén mal, muchas veces cumplen un muy buen rol cuando combaten monopolios naturales, o en aquellos casos donde hay externalidades positivas, o absorben riesgos de mercados. Pero tienen que ser manejadas de forma eficiente, con cuentas claras, auditorías y rendición de cuentas”, dijo.

Tenemos 34 empresas públicas, que consumieron en el año 2022 $849.000 millones. Son alrededor de US$5000 o US$6000 millones en el año 2022 y emplearon 6000 personas”, agregó.